lunes, 5 de mayo de 2008

Una de curiosidades Thais entre tragos de Pepsi. 15/04/2007

Yo flipando y disfrutando mucho. Me daba un poco de miedillo de nuevo partir para tiempo y dejar todo de lado, pero se pasó en cuanto preparaba la mochila para partir. Que sensación más agradable sentir tiempo por delante y ganas de disfrutar de lo desconocido. Y así esta siendo. Y más pedaleando, porque nunca sabemos cómo, cuando ni dónde acabaremos. Nos ponemos una dirección, un proposito y luego...saaaber donde caen nuestros huesos a la noche. La gran mayoría de los días son sitios que no salen en las guías y no sabes si habrá pensión, casa que nos acoja, chambao en algún camino para colocar la mosquitera... Lo cómodo de acá es que hay muchos monasterios budistas y son lugares públicos donde generalmente siempre hay un hueco donde tirar las esterillas. Desde que el budismo cuajó en Thailandia, allá por el siglo VI (d.C.), los "wat" (monasterios) se utilizaron como hostales para viajeros. También como asilos para ancianos y sobre todo como centros educativos. De todas maneras, pensábamos que los monjes iban a ser más cordiales. Pero salvo en alguna ocasión, pasan bastante de nosotros y la primera cara que ponen cuando les pedimos quedarnos a dormir es de sorpresa y no mucha alegría. O nos dicen que 30 km más adelante hay un hotel. Pero como todo, la simpatía es mayor en los templos de ambientes rurales. Y luego está el obstaculo del idioma, pues a veces igual es que piensan que queremos una superhabitación y no un trozo de suelo. Por ahora ya nos quedamos dos veces en un wat y en Laos seguramente serán muchas más, pues casi no hay turismo fuera de tres sitios contados, y las infraestructuras hospedajeras brillarán por su ausencia.En Thailandia hay medio millón de monjes budistas. El 95% de la población es budista. Hay un 3´8% de población Musulmana que vive casi por completo en el sur del país frontera con Malasia, la llamada península de Malaca. Aquí existen graves tensiones con altercados, bombas, etc. entre los musulmanes y el gobierno tailandés, claramente budista.

Todo rebarato, más que Latinoamérica. Dormimos por unos 3-4 euros l=s dos y comer en mercados o puestos de calle por menos de 1 euro l=s dos. Todo muy rico, variado, cosas muy raras y les gusta el picante con locura. Y echan azúcar a casi todas las comidas. De echo, entre los tarritos que hay en las mesas para que condimentes la comida a tu gusto, están varios tipos de chiles y salsas picantes, y un tarro de azúcar. Así que igual pides unos tallarines (Pad Thai) que sirven con cacahuetes molidos y azúcar, y tras probarlos pienso: "Si lo sé me los pido de postre". Una cultura totalmente diferente, afable y agradable. Muy tranquilos y nada agresivos, lo que da una tranquilidad al viajar que en Latinoamérica a veces se echaba en falta. Siempre había que estar con cierto grado de alerta. Conocer una cultura diferente. La única traba es la del idioma, pero con paciencia y ganas de teatrear todo va para adelante. Yo le estoy pillando el gustillo a eso de intentar hacerme entender con gestos, y son como retos: A ver si consigo decirle que hasta que hora tienen abierto, que si hay muchas cuestas por ese camino, que si hay serpientes en el río... Y tras minutos de risas, confusiones y malentendidos, la cosa suele salir airosa. Lo gracioso es ver como se mandan un+s a otr+s a hablar con nosotr+s cuando oyen inglés: "Unos farang!!! (guiris en Thai). Vete tú, no vete tú..." Y a tod+s les entra la risa. O mandan a la hija pequeña a que practique el inglés de la escuela, y le rodean la abuela, el padre y la vecina acribillándole a órdenes: "Y pregúntales que de dónde vienen, y de dónde son, y a dónde van, y si están casados, y si tienen hijos, y cuántos años tienen, y dónde van a dormir... Y que duerman acá... y que duerman acá... y que duerman acaaaá... Y la pobre niña, que todo sea dicho, se lo pasa pipa como protagonista de la conversación, haciendo de traductora malquebien del Thai al cuasi inglés, y del inglés al Thai. Risas, muchas risas. Y entre tanto te sacan comida y te atiborran a Pepsicola con hielos. Y en cuanto baja un poco el vaso, más hielo y más pepsi. Y dulce de coco... Es un flipe. Lo que todo el mundo sabe decir en inglés es: Where ara you go? y Where are you from? Son las dos preguntas estrella que nos hacen a cada rato. Pero saliendo de ahí, la mayoría cero de inglés. Hay algún personaje que nos sorprende con: What is the porpouse of your travel? Seguro que lo tuvo que aprender de alguna tarjeta de las que te dan en el avión antes de llegar al aeropuerto para formalizar el visado, o en las fronteras. Y como no, la dificultad de comunicación a veces también se hace peñazo. Cuando te pilla cansado, con calor y ganas de quitarte el dichoso culote que te oprime todos los miembros, el tener que pasar el protocolo de preguntas y respuestas (siempre las mismas), gestos, acierta o falla... Y otro trago de pepsi. Son un amor de gente. Y l+s más txikis flipan. Y una vez que se les quita el miedo y la sorpresa de ver a personas sin los ojos rasgados y encima con los pelos raros, ya no se separan.
Un trago de cola a vuestra salud.
IRRI TA BIZI!!!