lunes, 5 de mayo de 2008

¡Qué fácil se pedalea en el llano! Si no sopla viento, claro. 11/04/2007

Sawadii Kapp! Como decimos por acá para saludar. Como es de lo poco que se decir en Thai, pues lo tengo todo el día en la boca. Eso y una sonrisa para devolverles a quienes nos cruzamos durante el día. Es increíble. A ratos uno se siente alguien famoso a quien todo el mundo saluda. Por ahora es divertido, pero me imagino que llegará el día en que tengamos torticolis de tanto girar el cuello al paso por un poblado, por el taller mecánico, al cruzarnos con un camión lleno de gente encapuchada para que no les de el sol, al saludar a los agricultores en los arrozales, a las mamitas en sus puestos de comida, a los niños subidos en los árboles... Y de girar el cuello a los perros con nuestra katana en mano, pues son los únicos que nos han mostrado sus dientes y su mal humor. Alguien tenía que tener mal humor en este país.
En general el paso de una bici despierta un curioso interés para todos los perros del mundo (ya me lo habían advertido otros biciviajeros) e intentan, no sé muy bien con que finalidad, agarrar con sus dientes nuestros tobillos en movimiento. La katana los mantiene a raya con solo agarrarla y les persuade de querer calibrar nuestra espinilla. En Ayuthaya uno ya me marcó sigiloso el tobillo, pero se quedó en un marcaje. Yo notaba una presencia detrás, como cuando sin mirar notas que alguien a tu espaldas te mira. Y para cuando me di cuenta, ya tenía al chucho agarrado al tobillo. Por suerte no se ensañó, y solo se quedó en susto. No me hizo herida, y más vale porque la mayoría de los perros de ese pueblo tienen la rabia. Ni ladró el muy silencioso.
Ahora estamos en Bang Rakam, cerca de Sukothai (centro-norte de Thailandia). Mañana llegamos a Sukothai o Shukotai, y nos quedaremos unos tres días, porque acá se celebra el año nuevo Tailandés con una fiesta nacional de tres días que denominan la fiesta del agua (Songkram). Debe ser muy bonita, con ofrendas de flores y la gente todo el día tirándose agua. Ya os contaré, pero creo que lo vamos a pasar como enanos echándonos agua con el calor que hace acá.
Hoy nos ha caído la primera tromba fuerte de lluvia. Por suerte se veía venir y nos hemos metido en una gasolinera con un bar para comer. Y ahí bien resguardad+s hasta que ha pasado la hora de agua. En alguna ocasión nos a tocado degustar con dolor en la garganta el gusto por las comidas picantes acá. Y cuando te confías de que la comida en la calle no suele picar porque el picante se lo pones tú a tu gusto, te ponen una sopa Tom Yan Kun y te cagas por las patas del calor interno. Hasta las cuerdas vocales me queman y me quedo sin voz por unos minutos. Y como todo lo que entra tiene que salir, cuando lo cagas te quema por segunda vez, y en esta ocasión el los bajos esfínteres, que uno parece que tuviera un dragón en el culo. Pero se le coje el gustillo, y si no pica nada, pues ya no es igual. Así que ahora siempre le pongo al papeo algo de picante.

Lo que me tiene intrigado es la desmesurada pleitesía que se le rinde en este país a los monarcas, dígase rey y reina, cuyas fotos están por todos los sitios en formato gigante y enmarcadas en rimbombantes murales. En las entradas de las ciudades, en las carreteras, en escuelas, templos... Por todos los lados. Y ni una sola foto con un huevazo, un bigote pintado o un manchón de pintura. Devoción, sometimiento, represión.... Hasta llevan camisetas amarillas de apoyo al rey (muchísima gente va de amarillo todos los días), que parece esto huevilandia. Y pulseras amarillas que pone: "Long Live to the King" (Larga Vida al Rey). Y colgantes con la imagen del rey. Y claro, con lo monárcuco que soy yo, pues lo traslado al establo español y me parece de risa, inimaginable vamos. Y que no llegue el día que así sea, por diox. Me enteraré que han hecho para que les "quieran" tanto.

Y otro misterio es lo bandereado que está el país, que por todas las carreteras hay miles de banderas de Thailandia y amarillas del rey o budistas. Pero miles de miles por diestra y siniestra, clavadas en las carreteras juntas a decenas... Menudo gasto de tela. Aunque le dan un punto de colorido a las carreteras, tan negras las de varios carriles. Los dos últimos días hemos ciclado muchos kilometros por una autovía y es un rollo de humo, ruido y pocas distracciones. Pero era trayecto recto y muy liso hacia nuestro destino. Para la próxima preferiremos dar algo de rodeo por carreteras entre aldeas. Mucho más llevaderas viendo búfalos, aves y gentes descansando a la sombra en una hamaca.
Pues hasta otro rato, hoy hice migas con una tortuga que quería pasar la carretera. Intrépida descerebrada, con el tráfico que hay. Y luego creo que pensaba que era su papá, pues la suelto, y tras un rato escondida del susto, se puso a caminar hasta mi vera. Tan lindaaaaaaa!!! Y una serpiente verde también me debe un favor, porque llegó hasta el medio de la carretera ante el grito de todo el mundo de que la mataran atrpellada o como fuera. Mi katana la lanzó al otro lado de la carretera, al bosque. Acción que no me dio muy buena fama entre los vecinos del lugar. Que se le va a hacer si uno era fan de Félix Rodríguez de la Fuente.
Y lo de que un mono me quiso quitar la camara de fotos en las cascadas de Erawan lo dejo para otro día.
Ya me voy. Besos y sean... Ante todo SEAN.

IRRI TA BIZI!!!