lunes, 5 de mayo de 2008

El nuevo año Thai se celebra con agua. 15/04/2007

Buenas tardes-noches desde algún lugar del mundo de ojos rasgados. Thuag Saliam. En el ciber los ventiladores no descansan, y las chanclas esperan en la calle. Acá para entrar a la mayoría de los sitios te descalzas. Los suelos se mantienen limpios y es agradable la sensación del descalcismo oriental. La escoba es la herramienta nacional por excelencia. Allá donde mires es difícil no ver a alguien pasando la escoba medio plumosa. Les gusta barrer y barrer, y así no te encuentras ninguna chinilla que clavarte en los pies.

En la calle se oye música, parece que hay concierto-verbena. Estamos de celebración. El nuevo año thai (de la tradición antigua) llegó, y para celebrarlo tres días de fiesta del agua. También es la bienvenida al monzón, época de lluvias que traerá agua para iniciar un año más el ciclo del cultivo de arroz. Y el Songkram (fiesta del agua) es: Agua por doquier, por todos lados y a todas horas. En lugares como en la capital no se para ni de día ni de noche. Y las multitudes se agolpan. En otros sitios, como donde nos encontramos, se empieza a las 8-9 de la mañana, y hasta el atardecer no se descansa de arrojar agua a todo lo que se menee. Los lugares de mayor agitación son las carreteras. Grupos de jóvenes, niñ+s, familias...

Tod+s provistos de bidones de agua que llenan con mangueras desde casa o a cubazos del río, y cubiletes txikis con los que arrojar el agua a quien quiera que pase andando, en bici, en moto, coche o camión de la basura. Incluso al camión de la pepsi y los autobuses. No se libra nadie. Y allá de quienes lleven las ventanillas abiertas. Y todo con mucha alegría y como augurio de un buen año. Te mojan con el agua y con la sonrisa. Te tiran 7 cubazos y te sonrien. Y si eres Farang (guiri) pues se desviven por mojarte tod+s para mostrarte su bienvenida y su cordialidad. Y todo acompañado de música que destella watios desde cada rincón, pipote, comercio... Músicas diferentes que se mezclan, todas muy bailonas. Música thai la mayoría y algo de rap occidental l+s jóvenes. Y según avanza el día, los cuerpos se contonean al son de la música, mojados desde hace horas por fuera de agua y por dentro de cerveza y whiski de arroz o ron de caña. Carreteras que se convierten en pistas de baile encharcadas, entre motos y pik-ups que parecen piscinas. Y es que las pik-ups (rancheras) son el vehículo nacional por excelencia y estos días se convierten en parte importantísima de la fiesta. Pik-ups llenas de gente atrás con bidones de agua que patrullan la ciudad y las carreteras entre poblaciones arrojando agua.

A cubazos, con pistolones de agua... Agua, agua y más agua. Si lo vieran esto en la Ribera navarra que siempre están pidiendo agua. Y las pik-ups se detienen una junto a la otra y batallean. Parecen patrullas de Hutus y Tutsis africanos, sólo que las armas mojan con agua y no con sangre.

Y te pintan la cara de blanco con una pasta de polvos de talco y agua, y en cuanto pueden le meten bloques de hielo de 5 kilos al bidón para arrojar agua helada que es más divertido, viendo como quien recibe el cubazo hace igual que un pollito helado agitando las alas. Muy divertido. Y ahí hemos guerreado duro junto con el komando que estaba junto a nuestro hospedaje. Horas mojad+s, risas, talco y agua fría.

Y que sirva de bienvenida al monzón que no tardará en llegar. Estos días el cielo está nublado y cae algo de lluvia algún ratico. Para nosotr=s de lujo, ya que significa pedalear con menos calor. Ayer nos juntamos con un chaval catalán que viene a China, India, Thailandia e Indonesia a comprar articulos de regalo y decoración que luego vende en Catalunya. Se lo ha montado bien a sus 28 años, y le permite viajar varias veces al año mezclando curro y ocio. Hasta chino habla el muy cabrón. Y es que estos catalanes tienen un ojo y una mano para los negocios. Un gusto charlar con él, por lo majo y por las ganas de hablar en cristiano con alguien. Que la Venus y yo nos montamos cada monólogo a dos manos que no veas, un tercer interlocutor como agente-observador internacional viene bien, con nuevas historias que oir.

Hoy nos fuimos de Sukhothai camino hacia Chiang Mai en unos 4 días (al norte). Llegarán las montañas más altas de Thailandia, prolongación sur de la cordillera del Himalaya. Aquí el punto más alto está a 2590 metros de altura, lejos de los ocho miles de Nepal. El paisaje se pinta bonito. Hemos hecho los primeros 1000 km de ruta, y estamos con muchas ganas de que el cuentakilómetros se vista de ceros, los ojos de amaneceres sobre la bici, y las manos de apretones oscuros color de la tierra.

Besos y mucha agua. Donde hay agua hay vida.


P.D.1: Nuevas investigaciones en torno a la devoción al rey. Al parecer su tatarabuelo hace unos 200 años consiguió la independencia para Thailandia. Desde entonces reina esta dinastía y el pueblo les tiene muy agradecido aquel logro. Es como si en Euskadi alguien consigue para el pueblo la independencia. Mucha gente venerará a sus sucesores solo por el hecho de ser familia de aquel "héroe". En mi opinión la independencia la consigue un pueblo y no un individuo. No me imagino a un rey peleando contra hordas de invasores y consiguiendo la indepencia solo sin un pueblo que luche codo a codo.
Mientras tanto, el país sigue vestido de amarillo y le da un colorido especial a las carreteras.

P.D.2: La música que escuchamos desde la calle no es una verbena, sino el karaoke a todo volumen que sale de una casa de al lado, donde dos hombres se lo están pasando en grande cantando a todo pulmón. Y de paso animan el ambiente por alrededor de su casa. Lo del karaoke les gusta mucho a l+s tailandes+s.