martes, 6 de mayo de 2008

Sorpresa tras sorpresa, un avión nos teletransporta... Bicicleteando. 21/07/2007

Bangkok nos recibió de gala. Coches, motos, taxis, tuk-tuks, autobuses... todos echando humo al unisono para crear una cortina de magia que se abriera dándonos paso entre las grandes avenidas. Así da gusto vover a un lugar. Gentes abarrotaban las calles, puestos de comida en cada esquina aprovechaban la ocasión para vender comida a diestro y siniestro. Las tiendas y centros comerciales abrieron sus puertas aun siendo domingo en previsión de las oleadas de people que se iban a echar a las calles a recibirnos 4 meses después... Nuestro sentimiento de ciclista escapado que llega victorioso a la meta, de matrimonio caminando hacia el altar ante los ojos de la mechedumbre,... todo se desvaneció al comprobar que nada de eso era debido a nuestra llegada, que cada día en Bangkok es así. Que todas esas ordas de gentio no estaban en la calle para vernos, sino que más bien éramos nosotr=s l=s que llegábamos para ver ese gentio. En resumidas cuentas: que Bangkok estaba igual que lo dejamos, lleno de gente, humo, coches, ruido y cosas que comprar. Llegamos a Bangkok en bus para evitar la odiosa e interminable entrada a una gran ciudad, pero no lo conseguimos evitar del todo, ya que desde la estación de autobús hasta el centro (Kaosan) tuvimos 17 km de pedaleo entre avenidas repletas de trafico. Pero fácil porque era todo recto menos al final, donde dimos unas pocas vueltas de reconocimiento hasta llegar al lugar. Por el camino, la casualidad nos llevó a pasar por ChinaTown justo por delante de la tienda donde compramos las bicis. Un placer poder saludarles y contarles el buen funcionamiento de las burras. Una vez acomodad=s en un barato hospedaje, nos derramamos por las calles a degustar todas las cosas ricas que en la calle se cocinan. Casualidades de la vida, sabiamos que andaban por ahi l=s vasc=s que conocimos en Laos en las 4000 islas, y nos juntamos a la noche. Con nuevas historias que intercambiarnos, el cansancio cedió a las ganas de charlar, y ahi le dimos duro a la lengua hasta llegar casi casi a la afonia. Al día siguiente nos encontarmos con dos kolegas de Iruñea y una de Ablitas que se unió pronto al grupo para comer. Y es que cuando llevas tiempo fuera sin poder hablar con soltura con nadie, se agradece un montón charlar un rato agusto con gente de la Tierra, esa que nos marca el lugar donde crecemos. Al día siguiente, otr=s dos de Mongragón kolegas de l=s ya conocid=s... Vamos, que al final acabe afonico de conversaciones cruzadas y de casi quitarnos la palabra. Ordas de extranjer=s llegaban y se iban cada día de la ciudad. Es una pasada la magnitud que ha alcanzado el turismo en Tailandia, y Bangkok no es sólo aeropuerto de llegada y salida. Bagkok (BKK) es un lugar donde hay gente que se queda tiempo. Y la decisión estaba tomada antes de llegar a Bangkok, sólo habia que darle forma. Nos volvíamos para el hogar. Diversas razones personales hacían este momento para l=s dos un buen momento para estar en nuestra Tierra. Y además sentíamos completado un círculo y ganas de colgar la bici por el momento. Esto es lo bonito de un viaje abierto y sin planes fijos, que en cualquier momento gira y cambia por completo. Hacía 10 días, en las playas de Koh Chang ninguno podíamos pensar que ahora estaríamos en "casa". Pero de repente todo concuerda y zás!!!... vuelo a Madrid y en 20 horas cambias totalmente de realidad. Una ojeada a internet mirando vuelos y aparece uno barato. Preguntamos en una agencia y nos lo ofrecen más barato, y preguntamos en otra y nos lo ofrecen aún más barato que el vuelo de ir a Bangkok hace 4 meses. Increíble pero cierto. Y ahora en Madrid, cuando son las 12 de la noche, aún no me acabo de creer que en la calle ya no hay puestos de comida, que entiendo a la gente cuando habla perfectamente, que en el aeropuerto no hace falta que me esfuerce hablando en inglés, que todo es mucho más caro y los ojos no son rasgados, que un templo de monjes budistas ya no es mi cama esta noche, que la comida no pica, que he comido jamon, chorizo y queso, que los mosquitos no tienen dengue.... Se hace raro ver la bicicleta metida en una caja esperando ser desempaquetada y vuelta a montar, cuando ha sido compañera inseparable cada día para lo bueno y para lo menos bueno. Ayer la empaquetamos en la Bangkok y justo pasaron dos coreanos que también llegaban de una temporada en bici y se van el domingo a Korea. Han sido varios los encuentros con bicicletandador=s: L=s ciclown, dos frances=s, dos belgas, un gringo, un tailandés, dos holandes=s, un noruego, un canadiense y una francesa, y los dos coreanos de ayer. Creo que no se me olvida ningun=. Pero con ningun= hemos coincidido para pedalear junt=s. Siempre en el otro sentido o llegando cuando nosotr=s nos íbamos. La bicicleta nos a enseñado una realidad que difícilmente se palpa desde el autobús, nos ha dado la libertad de llegar a rincones que de otra manera ni existen en los mapas ni en las guías. De coincidir con gentes que nos han acogido con el cariño de quien agoje a un gato callejero. Y de sentir como el cuerpo avanza despacio pero constante por los caminos que hemos ido eligiendo cada dia. También ha habido momentos duros, pero estos quedan en la trastienda del recuerdo, ocultos por el buen sabor de boca de los buenos momentos que han sido muchos más y más intensos. Ahora seguimos de viaje diferente. Mañana a fiestas de mi pueblo y el martes nos vamos 15 días a Túnez. Hasta septiembre andaremos por la península ibérica o cercanías, y luego es futuro, así que nadie sabe. Tenemos tiempo por delante y ese es el mejor de los regalos. El sentimiento de vértigo en algunos momentos es inevitable ante la decisión tomada de regresar tan repentinamente. Todo esta sucediendo muy rápido. Anteayer pedaleando en Camboya, ayer en Bangkok, hoy en Madrid, mañana en Mozar de Valverde (Zamora), en 4 días en Túnez, en agosto de nuevo en Mozar (mi pueblooooooo !!!).... Quien sabe si en septiembre en India o Brazil... La vida es un viaje en si misma. La actitud con que se viva lo es todo, y puede ser tan bonito el comerse un arroz en las montañas de Laos, como desayunar en tu casa escuchando tu música preferida, como bailar en un sambódromo en Brazil, como tomarte una cerveza con kolegas en el bar de la esquina, como escalar en la Patagonia Argentina, como pasear por el Irati en Navarra... Lo desconocido es lo que más nos atrae y en ocasiones se nos olvidan los placeres de lo cotidiano, que por cotidiano parece perder su encanto. Pero lo que está claro es que una escapada de vez en cuando es de lo más lindo y enriquecedor. Nuevos paisajes, nuevas culturas, otra gente y lengua, olores desconocidos... Sorpresa tras sorpresa. Seguiremos en contacto... Ya nos iremos juntando poco a poco en los diversos caminos de la vida. Un abrazo de manillar y besos de frenada. IRRI TA BIZI !!!!!!!
Mitxel
P.D.: Si queréis darle un repaso en fotos al pedaleo por Tailandia, Laos, Camboya y Tailandia de nuevo ya sabéis que podéis echarle un ojo a nuestro álbun de fotos: